La brevedad es
el recurso estilístico utilizado por el autor en este libro para explorar el
sentido de la realidad. Así son los textos aquí reunidos: escuetos poemas
–salvo la última parte– organizados de manera tan intencionada como arbitraria
en cuatro partes de peculiares títulos.
Las breverías
están elaboradas al modo de haikus (no denominados así al ser su temática
plural y no exclusivamente referida a la naturaleza). Los duinos, de
obvia resonancia elegiaca, son poemas de dos versos isosilábicos, que no
entrarían en la definición típica de lo que es un pareado o un dístico. Se
tratan las aladas de composiciones leves, ligeras, de cortos versos, que
muestran una sensación, una observación o un concepto. Por último, los aporismos
–escritos en prosa– son vástagos híbridos, puede que espurios, del apotegma
y el aforismo.
Tanto la
reflexión o el análisis, como el hallazgo azaroso o la sorpresa ocasional, son
elementos integrantes –si bien que no exclusivos– de los textos en su
vertebración. La distancia, el anhelo, los temores, el territorio del cuerpo,
la identidad y sus dudas, el paso del tiempo, la naturaleza y la palabra, el
antagonismo de noche y luz, las posibilidades y limitaciones del amor, en fin,
la vida y la muerte, son buena parte de los temas que alimentan y constituyen
los versos y las máximas de este libro.